Este quiste presenta dolor y difícilmente permite que dicha rodilla tenga movilización, ahora cuando se encuentra en su estado incipiente, no genera dolor o síntoma alguno. Cuando el quiste de Baker se presenta los síntomas de dolor empeoran, cuando se realizan ejercicios físicos o se permanece mucho tiempo de pie.
Este quiste se forma como residuo del líquido sinovial que se extiende en la articulación, siendo este parte de la composición del tejido de las articulaciones. Este líquido actúa como un lubricante en la zona y cuando se presenta una lesión este se derrama. Cuando es apisonado, se desplaza hacia la zona posterior y se forma el quiste.
Cuando los síntomas son palpables, lo ideal es asistir a consulta médica especializada. Aunque este bulto normalmente no se percibe hasta el momento en el cual se solicita un examen en búsqueda de otro diagnóstico.
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Síntomas del quiste de Baker
Este tipo de quiste no es visible en su primer momento, incluso cuando se realiza el chequeo, en muchas ocasiones no puede ser palpable. Existen los casos en los que se solicita de una resonancia magnética y es allí cuando se descubre su existencia. Con el paso de los años las articulaciones se debilitan y los trabajos forzados conllevan a que el líquido sinovial se derrame. Y con ello el acaecimiento del quiste de Baker.
Los síntomas se presentan cuando el quiste crece, se desarrolla y entra en su fase palpable. En este momento se puede percibir rigidez en la rodilla, fuerte dolor al extenderla y un bulto justo detrás de la misma. Los síntomas podrían agravarse al momento de ejercitar la pierna.
Causas del quiste de Baker
La principal causa es cuando ha existido una lesión en la rodilla y se derrama el líquido sinovial que se encuentra entre los tejidos. Y cuando el volumen de este líquido se recrece en exceso se inflama. Y existe la posibilidad de que se forme el quiste justo detrás de esta zona.
Existen enfermedades que propician la aparición de este bulto, cuando el individuo padece de ciertas artritis, el factor de riesgo aumenta. De igual manera sucede cuando se padece de osteoartritis o lesiones en los meniscos.
¿Cómo es el tratamiento de este tipo de quiste?
Cuando el quiste se encuentra en su etapa incipiente no es necesario de la atención del mismo, ya que es asintomático. Ahora bien, cuando este es más notable y crece, puede causar síntomas que son muy molestos. Como dolor excesivo en la parte trasera de la rodilla e impedimento para caminar correctamente.
En primer lugar se debe drenar todo el líquido que se encuentre en la zona, dentro de la articulación. Por medio de una inyección intra-articular de glucocorticoide. Luego de esta intervención, la gran mayoría de los pacientes presenta un mejoría en los síntomas y el volumen del quiste.
En todo momento se deben reducir los factores de riesgo para evitar la aparición del quiste, por lo que controlar lo que lo genera esta condición es necesario. En aquellos casos en los que el drenaje no surta efecto se debe proceder a realizar una cirugía.