Los quistes en el riñón son pequeñas membranas delgadas llenas de líquido, y por lo general aparecen en personas mayores. Los quistes renales son sencillos y normalmente no se interviene en su aparición, a menos de que surjan complicaciones. Aunque existen casos en los que los quistes son más grandes o numerosos y están llenos de materia sólida. En estas ocasiones se debe prestar especial atención para evitar síntomas más desagradables o incluso cánceres renales.
Las personas mayores de 70 años son las más propensas a sufrir de quistes renales. Sin embargo, puede haber excepciones en personas jóvenes que hayan sufrido de problemas renales. A continuación, conversaremos sobre los síntomas de los quistes renales, además de su diagnóstico y tratamiento.
Síntomas y diagnóstico
Normalmente los quistes en el riñón no producen ningún tipo de síntoma, sobre todo si son benignos. Debido a esto, las personas pueden no descubrir su existencia hasta que se realizan una resonancia magnética. De cualquier otro modo, los quistes renales sencillos no imponen ninguna dificultad urinaria ni causan dolor alguno.
Sin embargo, existen casos en los que los quistes renales son más densos y grandes. Las personas que sufren de quistes renales grandes podrían presentar algunos síntomas. Sobre todo si surge un agrandamiento o sangrado de dichos quistes. En estas ocasiones puede presentarse los siguientes síntomas:
- Dolor en el abdomen.
- Dolor en las costillas o pelvis.
- Sangre en la orina.
- Cambios en la frecuencia urinaria.
Para diagnosticar quistes en los riñones, será necesario acudir a un médico especialista para realizar los exámenes pertinentes. Si has presentado los síntomas anteriores, debes acudir al médico de inmediato, podría tratarse de un caso grave. El médico realizará un ultrasonido pélvico-abdominal, una resonancia magnética o una tomografía con contraste. De este modo comprobará el estado de los quistes, si son benignos o podrían evolucionar en cáncer renal.
Tratamiento de los quistes en el riñón
Una vez que el médico especialista compruebe la existencia de los quistes, deberá realizarse un seguimiento periódico de los mismos. Si se tratan de quistes simples, no existirá mayor complicación si no evolucionan o cambian su tamaño. Sin embargo, siempre es bueno permanecer atento a las características de los quistes, sin importar si son simples.
En el caso de quistes de mayor tamaño, deberá explorarse su contenido y permanecer alerta a su evolución. Si causan muchos síntomas molestos para el paciente, el médico puede realizar un procedimiento ambulatorio para eliminar los quistes. La escleroterapia se realiza a través de la inserción de una aguja, controlando su posición vía ultrasonido. Con esta aguja, el médico procede a inyectar una solución a base de alcohol dentro del quiste. Esto producirá que el quiste se seque y se reduzca, hasta que quede eliminado.
En los casos más complicados, deberá recurrirse a la cirugía para extirpar los quistes en su totalidad. Esto suele realizarse cuando el acceso a los quistes es muy complicado o cuando causan síntomas en exceso. La operación se ejecuta a través de laparoscopia, para evitar los procedimientos invasivos. El cirujano cortará y quemará el tejido quístico para eliminarlo de raíz. Después de la intervención, el médico continuará llevando el control de los riñones para evitar posibles reapariciones de los quistes.