Un trastorno depresivo consiste en la existencia de un sentimiento de tristeza, el cual es suficientemente intenso como para influir en el desarrollo de las actividades habituales, o una disminución en el interés por realizar actividades que solían ser del agrado de la persona afectada, lo que causa dificultades en la vida cotidiana. Puede presentarse después de un evento doloroso, como la pérdida de un ser querido o un cambio en el estatus financiero.
Puede deberse a diferentes causas, que incluyen una combinación de fuentes biológicas, psicológicas y sociales. Tales como: factores hereditarios, efectos secundarios a algunas medicinas, cambios en los niveles hormonales, algunas mujeres sufren de depresión luego del parto, o acontecimientos dolorosos con elevada carga emocional. Condiciones laborales inadecuadas tales como reducido espacio de trabajo, hacinamiento, fábricas ruidosas, locales mal ventilados o calurosos, trabajos repetitivos o rutinarios, pueden derivar en la aparición de estrés o tensión, que pueden derivar en depresión.
El sentimiento de tristeza o la pérdida de interés característicos de la depresión grave pueden causar una variedad de trastornos físicos y emocionales. Estos pueden incluir desde trastornos del sueño, del apetito, nivel de energía, concentración, comportamiento, autoestima, hasta pensamientos suicidas.
¿Cómo influye el trastorno depresivo en el ámbito laboral?
Como ya se ha dicho, la depresión ocasiona un cambio en los hábitos de una persona, tanto dentro como fuera de casa. En el trabajo, los compañeros y/o jefes del paciente pueden observar algunos de estos cambios:
- Cometen muchos errores y son más lentos en el trabajo.
- Dificultad de concentración y olvidos frecuentes.
- No cumplen los horarios.
- Mayor frecuencia de retardos, ausencias y abandono del trabajo.
- Discusiones y enfrentamientos verbales con sus compañeros.
La depresión puede causar disminución de la capacidad laboral del paciente. Sí los síntomas son muy graves, algunas personas dejarán de trabajar por completo, aunque algunos seguirán luchando para seguir desempeñando sus funciones a pesar de estar conscientes de que su desempeño es menor al habitual.
Los compañeros de trabajo, al ser los que mayor tiempo pasan con el paciente en el día a día, pueden ser los primeros en detectar los síntomas y animar al paciente a buscar ayuda. Mientras más rápido sea el diagnóstico, más pronto se podrá aplicar el tratamiento. Los jefes que son conscientes de la situación del paciente pueden colaborar permitiendo que el trabajador se ausente o incluso permitirle el cese por incapacidad sí la depresión es grave. Además, puede animarlo a acudir a consultas médicas y reincorporarse cuando su situación haya mejorado.
Muchos trabajadores suelen sentir temor por revelar esta condición, ya que puede afectar su situación laboral. Este tema podría ser tratado directamente con los superiores y los médicos tratantes. Hablar con sus compañeros de trabajo o jefes es útil para el paciente, muchos se sienten mejor cuando conversan sobre sus problemas. El médico podrá prescribir fármacos antidepresivos. La mayoría de los pacientes se pueden reintegrar a su trabajo en pocas semanas.