La amigdalitis aguda, es una enfermedad infecciosa que afecta a millones de niños y adultos en el mundo. Es una afectación que ataca los órganos de las amígdalas y/o las anginas, produciendo inflamación e irritación en la garganta. Además de malestar general, fiebre, entre otros síntomas y manifestaciones patológicas. En esta entrega expondremos brevemente, cuáles son sus causas, tipos y cómo atenderla. Aunque lo recomendable es acudir inmediatamente a tu médico de confianza o al especialista, si se sospecha su padecimiento.
Índice
Amigdalitis aguda: ¿Dónde comienza?
La faringe o garganta, constituye el órgano en forma tubular cuya función consiste en trasladar los alimentos hasta el estómago. Así como también, llevar aire hacia la laringe y tráquea. Es un órgano frecuentemente vulnerable a múltiples afecciones e infecciones, producto de la exposición a virus y bacterias que se encuentran en el ambiente. Es precisamente allí, donde comienza la amigdalitis.
La amigdalitis aguda, es una enfermedad contagiosa que ataca por distintas vías a las amígdalas. Incluso las adenoides se inflaman, y causan grandes molestias y malestar a las personas. Sin embargo, la mayoría de estas afecciones constituyen patologías menores que desaparecen por sí mismas. Y solo cuando es crónica, requiere de tratamiento u otro tipo de acción médica o hasta intervención quirúrgica.
¿Dónde se produce la inflamación?
La amigdalitis, produce inflamación crónica de las amígdalas o las anginas. Estas últimas, son unas masas de tejidos u órganos ubicados a ambos extremos de la garganta. Cuya función, es la defensa del organismo de infecciones causadas por virus, gérmenes o bacterias que llegan a nuestro cuerpo ya sea a través de la boca o nariz. Es decir, por vías aeróbicas o anaeróbicas; viral o bacteriana. También, por contacto directo o a través del aire.
Tipos y patologías
Existen varios tipos y patologías de esta enfermedad, siendo la más común la amigdalitis aguda o amigdalitis infecciosa. Su origen, puede proceder de una fuente o agente viral o bacteriano, según sea el caso. Por otra parte, en el caso cuando la infección aparece de forma recurrente y repetida, se le conoce como amigdalitis recurrente.
Asimismo, cuando es el caso en donde la inflamación de las amígdalas es crónica, se le conoce como hipertrofia amigdalar. En el desarrollo patológico de este tipo, se da lugar a un aumento bastante considerable y persistente de las anginas. También, se presenta el caso de acumulación de un material de color blanquecino en las amígdalas denominado en medicina como amigdalitis caseosa.
Causas
La causa más común para el desarrollo de éste tipo de patología o afectación, es responsabilidad de los virus. De éstos, podemos encontrar una centena. Por ejemplo el adenovirus, los agentes virales gripales, enterovirus, entre otros. También, existen un extenso número de bacterias causantes de este tipo de enfermedad. Siendo el estreptococo pyogenes, el más frecuente.
La forma de contagio más frecuente, no se produce solo a través del contacto con secreciones de un individuo infectado. También, podemos contagiarnos al momento de compartir e intercambiar un vaso, un plato o simplemente los cubiertos. Asimismo, puede ser causada por la exposición física de la piel con llagas por infección estreptocócicas pertenecientes al grupo A. Esta infección bacteriana, es de menor frecuencia que la viral. Pero si no se trata a tiempo, podría generar consecuencias muy graves.
¿Quiénes pueden contraer la amigdalitis aguda?
La amigdalitis aguda, es una afección poco usual en las personas adultas. Generalmente, afecta a los niños de 2 años de edad en adelante. Las estadísticas epidemiológicas de esta enfermedad, muestran que un gran porcentaje de niños la han padecido por lo menos en una oportunidad. Las infecciones bacterianas de esta patología, son más frecuentes en los niños entre 5 a 15 años de edad. En el caso de las virales, se presentan comúnmente en los infantes más pequeños.
Sintomatología
La amigdalitis aguda a diferencia de la crónica, comienza con un período de incubación que inicia con la infección de la persona. Luego, se empiezan a manifestar los síntomas. Esta particularidad, la hace difícil de detectar desde el inicio de su padecimiento, debido al gran número de agentes y microorganismos que la producen. Este período, puede variar desde unas pocas horas hasta una semana de incubación. Iniciando con fiebre, manifestación de ganglios cervicales, dolor de garganta al ingerir alimentos, malestar general y dolor de cabeza.
Se diferencia además de la amigdalitis crónica, puesto que las amígdalas se tornan de color y aspecto muy enrojecido. Y en algunas oportunidades, con la aparición de unas placas de pus o membranas blanquecinas en su tejido. Por su parte, la amigdalitis crónica, se inicia con gran molestia e irritación en la garganta, que afecta el apetito del paciente, causando cansancio y desgano e inflamación permanente de los ganglios. Llegando a producir inclusive, infección en otros órganos de nuestro cuerpo.
Cuando la infección causa un gran crecimiento en las anginas debido al proceso inflamatorio, produce problemas de obstrucción de las vías respiratorias. Además, de trastornos en el sueño. Así como también, afectaciones en el proceso de desarrollo del paladar y distribución dental. En el caso de la caseosa, suele presentarse la manifestación de dolencias y de halitosis en la garganta.
Tratamiento
Para el tratamiento de esta patología, se recomienda en primera instancia, acudir inmediatamente al médico especialista en el área de Otorrinolaringología. Éste, es el único facultado para diagnosticar y determinar el tratamiento adecuado a seguir por el paciente. A menudo se realizan unas pruebas rápidas, para detectar de forma expedita la presencia de la bacteria estreptococo lo que forzaría a facultar un tratamiento a base de antibióticos. El cual, solo debe ser administrado en las infecciones de origen bacteriano.
Luego de ser confirmada la enfermedad, se recomienda guardar reposo en casa. Por lo menos, mientras transcurre el período de fiebre. Con el fin, de poder administrar el tratamiento y los cuidados necesarios, así como evitar la propagación de la enfermedad. Es importante el lavado y aseo permanente de las manos, tanto del paciente como de quien lo atiende. Se deben tomar medicamentos antitérmicos-analgésicos para controlar la fiebre y calmar el dolor.
Se debe tener en cuenta, que los síntomas de peligro de la amigdalitis aguda son las altas temperaturas corporales. También, problemas para tragar o respirar y/o la manifestación de sarpullidos y erupciones en la piel. En el caso de la ausencia de dolor no se receta tratamiento, aunque sí se recomienda la visita de control ante el especialista. En el caso de obstrucciones de las vías respiratorias y para deglutir, se puede requerir del uso de la cirugía.