La memoria emocional son las huellas que quedan forjadas en la memoria sobre hechos vividos que rememoran un sentimiento o una emoción. Recuerdos que quedan plasmados a largo plazo e incluso te lleven a padecer de algunos hábitos debido a ello.
Son aprendizajes y acumulación del repaso de eventos que se conjugan con manifestaciones corporales que emiten una sensación o sentimiento. Dados en el momento en el cual sucedieron o se forjaron. De igual modo estos eventos pueden desencadenar toda una serie de sucesos que cambian la actitud o el desempeño de un individuo.
Este tipo de memoria es una de las características principales de todo ser humano el cual en todo momento relacionan sus recuerdos a emociones indistintamente de las que sean, positivas o negativas. Solo basta con detenerse y tratar de experimentar una emoción para reflejar un suceso que haya acontecido en la vida.
Índice
¿Cómo funciona la memoria emocional en el organismo?
La memoria emocional se encuentra directamente relacionada con la amígdala que se encuentra en las cavidades del lóbulo temporal. Es la encargada de permitir que se adquiera una enseñanza con respecto a la conjugación entre hechos y emociones. La amígdala es la que genera todo el proceso de operaciones de la memoria con otras zonas del cerebro, específicamente la corteza cerebral y el hipocampo.
Su actuación principal es relacionar el hecho a una respuesta, en donde el organismo asocia una sensación a un suceso. De allí parten emociones como la fobia o los miedos, siendo esta característica la más relacionada con la función que ejerce sobre el cerebro la acción que ejerce la amígdala. Por lo que se percibe que es generadora de emociones negativas en su mayoría.
Relación directa de las emociones y la memoria
Estos dos procesos se encuentran perfectamente conjugados, desde el momento en que sucede el hecho hasta la recuperación de la emoción con el paso del tiempo. Todas estas sensaciones son prestadas por distintos elementos de orden emotivo. Esta relación siempre permanece de forma recíproca, todo recuerdo se relaciona con una emoción.
Lo que nos permite recordar incluso no solo será el hecho en sí, sino también la emoción experimentada. La memoria podría no recordar un suceso de forma explícita y al percatarse de una emoción esta nos podría trasladar de inmediato al recuerdo.
Elementos que determinan el flujo de los recuerdos
Existen dos elementos importantes que se activan al momento de que fluya un recuerdo: el grado de activación y la valencia de la emoción.
El grado de activación se trata de la aceleración emocional que se relaciona directamente con un suceso. La cual se asocia a un impulso el cual es el que permite que toda la atención se concentre en el hecho provocando que con el paso del tiempo este logre recordarse. Ahora bien cuando existen situaciones en las cuales se genera una situación de estrés es muy probable que el cerebro no decida recopilarlas o almacenarlas.
La valencia de la emoción se trata más del trabajo cualitativo en donde trabaja en función de recuerdos positivos y negativos. Por medida general los recuerdos negativos son almacenados con más detalle que los recuerdos positivos. Es por ello que los miedos permanecen con el paso del tiempo y evocan distintas situaciones.