Los denominados dedos en garra, son unas deformidades de los mismos, que le dan el aspecto de la garra de un animal. Ocurre en los dedos de los pies, presentándose en todos, menos en el primer metatarsiano o el llamado dedo gordo del pie. Ya que por las diversas patologías que los producen, el primer metatarsiano se estira en demasía. Mientras las articulaciones de falanges medias y extremas de los otros dedos se flexionan.
Al mantener esa postura por mucho tiempo se deforma el pie, y se provocan contracciones tendinosas reiteradas en el dorso del pie. Las condiciones que los producen con más frecuencia, desarrollan problemas articulares y musculares en los pies y tendones. Son los más frecuentes, juanetes, pies cavos, pies valgos, pies planos, de origen congénito o por el calzado que se usa. Hay dos tipos de dedos en garra según se puedan manipular y estirar los dedos. De ceder al estiramiento se trataría de dedo en garra flexible, y de lo contrario, dedo en garra rígido.
Causas
Una de las más frecuentes es el Hallux Valgux o juanete, que condiciona una deformidad en la cara externa del primer metatarsiano. Lo tiende a girar hacia adentro del pie y comprime el resto de los dedos, debilitando la musculatura interósea del mismo. Están asociados a ello, otros síntomas como dolores en las articulaciones interfalángicas, en el pulpejo de los dedos, callos y durezas laterales.
Las otras patologías de pie plano, pie cavo y pie valgo por condición misma del mal apoyo, producen roce y mala postura. Afectando los tendones y engarrotando los dedos con facilidad en el tiempo. El calzado es un factor importantísimo en la generación de esta condición de dedos en garra. Los calzados no deben ser de más de cuatro centímetros de tacón, ya que de lo contrario tienden a encoger los dedos. Los otros calzados no convenientes son los ajustados y los de punta estrecha.
Síntomas de los dedos en garra
Son síntomas de padecer pie en garra, el dolor localizado en el dorso del pie, planta y tendones. Callosidades y durezas en los puntos de apoyo del pie y en sus caras laterales por roce y malas posturas. Se presentan también varias deformaciones, de acuerdo al grado de la patología y el tiempo que permanece el paciente con ella. Por ejemplo, si hay más de dos o tres dedos afectados, cabalgando uno encima del otro y modificando su funcionabilidad.
Se encuentran rigidez y dificultad para calzarse aun en los zapatos más cómodos, y por lo tanto para caminar. El paciente con dedos en garra presenta muchas dificultades para deambular, y si padece de sobrepeso se agudiza la condición. Se recomiendan el uso de plantillas especiales, calzado ortopédico personalizado, ejercicios dirigidos por podología, masajes y buenas cremas suavizantes del pie. Esto paliaría los síntomas desagradables que presenta el paciente, pero si el cuadro clínico es muy severo, requiere cirugías traumatológicas.