En el difícil mundo de las relaciones interpersonales humanas ocurren eventos repetitivos, como los que algunas personas cometen con su proceder. Figuran entre ellas, el ser abusivas, disponer del tiempo, espacio, a veces hasta dinero e invadir a otros de diversas formas. En esas circunstancias, tanto en grupos de amigos como en la propia familia, existen individuos con ese perfil inadecuado, y hay que poner límites.

Pasado un buen tiempo, después de entrar en desgaste, las personas objeto del abuso se agotan de ser víctimas. Tanto de la manipulación, toxicidad y presencia del amigo o familiar tóxico, debe poner barreras seriamente para no sucumbir. Solo entonces podrá aprender a decir que no y poner límites.

Piensa en ti mismo

Poner límites

Nada hay mas cierto, que el que no se quiere a si mismo, no puede querer a nadie. Esto debe ser norma al aprender a decir que no y poner límites. Es evidente que es una premisa totalmente válida, el pensar en sí mismo primero.

Lo que realmente se necesita como individuo libre y autónomo de los demás, es poner prioridad a la agenda propia y a su persona. No se trata de alejarse permanentemente del entorno familiar, circulo de amistades y compañeros de trabajo, para cumplir con uno mismo. Sino tener presente que el primer individuo en tu vida eres tú mismo.

Realizar tu trabajo, compartir en pareja, hobbies, oficios de casa y cuidados de arreglo personal, son tu prioridad antes que otra cosa.  Ya habrá otras horas o momentos en que, si te preguntan, solicitan o necesitan, puedas brindar apoyo con entusiasmo, sin excesos. El pensar y vivir para ti mismo te posiciona, te hace líder, te independiza sin dar explicaciones de tus metas o desafíos.

No realices nada que te incomode

Poner límites

En el desenvolvimiento social diario, puedes hacer un favor o prestar un servicio dentro de tu profesión o comunidad. Pero cuando eso involucra acciones que no coinciden con tus valores, educación o bienestar, se debe aprender a decir no y poner límites.

Cuantas veces a muchos médicos les piden un reposo falso, firmar una receta con psicotrópicos u ocultar algún diagnóstico. Constituye un ejemplo, ya que al tener ética no lo hará, y más porque va contra su juramento.

A abogados o jueces, dar una sentencia injusta, ser objeto de sobornos para accionar en contra de la ley etcétera. A las autoridades o personas de poder en cargos públicos, privilegiar a ciudadanos sobre otros. Son múltiples los ejemplos en todas las profesiones y hasta en la vida hogareña cotidiana. Así que no es factible, ni se deben negociar los principios.

Aprende a poner límites

Poner límites

Cuando se trata de poner límites y aprender a decir que no, una de las estrategias es ser firme con los demás. Se puede ser amable y firme a la vez, todo se basa en decir las cosas, con afinidad, respeto y comprensión.

Otro parámetro es ser realista, hay personas muy difíciles y tan tóxicas que es imposible mantener una buena relación con ellas. Por ende, si no funciona la convivencia, definitivamente es mejor dar por perdida esa amistad, noviazgo etc. Mantenerse alejado de las personas que no respetan los espacios es imprescindible también para estar a gusto. Aunque no lo consideren adecuado o reclamen tu presencia, es válido y redunda en tranquilidad física y espiritual.

Otras tácticas son reclamar tus derechos, dejar saber lo que vales a los demás y hacerte responsable de tu propio espacio. Nadie es dueño de nadie ni de sus acciones, por eso cobra importancia crecer como personas y respetarnos.