El trastorno de la vigorexia, constituye una nueva forma de manifestación del trastorno de la dismorfobia o síndrome de distorsión del propio cuerpo. El individuo, genera obsesión y rechazo hacia su propio cuerpo. Es una afectación que se puede y debe comparar en importancia a trastornos ya conocidos como la bulimia, la ortorexia o la anorexia. Es considerado un trastorno psíquico perceptivo de la actual sociedad, y ataca por lo general a un buen porcentaje de la población mundial de hombres jóvenes.
Orígenes de la vigorexia
Fue identificado y descrito por vez primera por el Dr. H. Pope, inminente investigador y profesor en la especialidad de Psiquiatría en la escuela de medicina de Harvard. Lo describió, como un trastorno vinculado a los procesos perceptivos del aspecto físico. Caracterizado por una fuerte obsesión de incremento constante, en el volumen muscular de su cuerpo.
Para este investigador, el claro perfil psicológico del paciente vigoréxico, es el de un individuo inseguro, con problemas de socialización, introvertido. Tiene además, un nivel bajo de autoestima y tendencia creciente a rechazar su propio cuerpo. Por tanto, es una persona que puede consumir la mayor parte de su tiempo en un gimnasio, dejando a un lado su vida laboral y social. Sumergiéndose en un mundo interior, que le resulta de mayor comodidad y tranquilidad emocional.
Características de una persona vigorexica
El vigoréxico, es una persona obsesionada con su régimen de alimentación. Si bien una dieta balanceada es importante y necesaria para nuestro bienestar, para ellos, alimentarse es un vía crucis. Mantienen un régimen a base de proteínas y baja en grasas, fundamentada en productos que ayuden al aumento de la masa muscular. Y para potenciarla, ingieren sin ninguna supervisión médica diuréticos, laxantes y complementos vitamínicos que adquieren generalmente en el mismo gimnasio.
Son personas que tienden a consumir productos y fármacos, anabolizantes y hormonas. Con el fin, de potenciar el crecimiento y el volumen de su musculatura. Y peor aún, propensos y vulnerables a ingerir los temibles esteroides, sin ningún control ni prescripción médica. Los efectos secundarios, podrían ocasionar daños al hígado, impotencia, acné, problemas cardiovasculares, crecimiento prostático y reducción de los testículos.
¿Cómo tratar la vigorexia?
El primer y el más difícil de los pasos, consiste en que el paciente reconozca que padece ese trastorno. Y que por tanto, requiere de ayuda y tratamiento profesional. Ya que, ellos consideran esta situación cómo una conducta normal, y no se reconocen a sí mismos como individuos enfermos. Al punto que cuando se deciden solicitar ayuda, el problema ha derivado en un trastorno obsesivo compulsivo. Bien sea anorexia o bulimia. El tratamiento, incluye una terapia con un psicólogo, además de fármacos y una nutrición adecuada. Por lo general, se utilizan los inhibidores de serotonina para controlar los síntomas obsesivos.
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