Los seres humanos somos tan raros que hasta nos gusta pasar miedo. Nos sentamos cómodamente, en un sillón de nuestra casa, para ver una película de terror, en donde sabemos que habrá escenas de terror en las cuales el miedo se apoderará de nosotros.
¿Pero esto es normal?. Según lo psicológos es muy normal porque diversos factores neuropsicológicos y culturales nos llevan a pasarla mal y este es un impulso que alimenta a toda una industria del entretenimiento.
¿Por qué nos da placer pasar miedo?
Para los investigadores, la razón por la que nos gusta sentirnos asustados tiene que ver con la manera en que funciona nuestra mente.
Nuestro cuerpo se prepara para reaccionar cuando tenemos frente a nosotros un estímulo que puede resultar peligroso.
En estas situaciones, se generan ciertas hormonas que nos hacen entrar en lo que se conoce como “lucha o huida”.
La adrenalina o la norepinefrina, que son dos de los neurotransmisores involucrados en las respuestas de miedo, nos ayudan a escapar de aquello que puede hacernos daño, o nos prepara para enfrentarlo.
En nuestro cerebro racional se genera una acción inconsciente y puede ser esta la principal razón de por qué nos gusta pasar miedo.
La desconexión cuerpo y mente
Cuando vemos una película de terror o cuando vamos nos metemos en una situación ficticia, por ejemplo, en la casa embrujada de un parque de diversiones, nuestro sistema hormonal se activa como si tuviéramos que enfrentarnos a una situación potencialmente perjudicial.
Pero nuestro cerebro ya sabe que es una situación ficticia, y lo intuye de antemano, y por eso más que tener miedo o sentir que se trata de una situación real, sabemos que podemos asustarnos pero que no nos hará daño. Esto hace que disfrutemos de estas situaciones.
¿Sirve el miedo del cine?
Realmente sí, porque libera tensiones, ya que la persona sabe que está en una situación controlada y ficticia y nada va a pasarle.
Nuestro cerebro libera adrenalina cuando sentimos temor, pero al verificar que la situación es segura activa la dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la recompensa.
Y es efectiva esta actitud hasta para la ciencia. La psicología clínica utiliza estos miedos controlados con fines terapéuticos porque ayudan a que una persona temerosa, pueda reconocer y hasta enfrentar sus propios miedos.
Lo importante es ser conscientes de esas situaciones y tratar de enfrentarla. Usar el miedo como algo positivo no está mal.
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