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Perdonar para una liberación personal

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La historia personal de un individuo, está llena de eventos que marcan su vida para bien o para mal. Las experiencias positivas, son aprendizajes que permiten construir la personalidad apoyado en los principios que de ella se desprenden. Como lo son la bondad, la justicia, la verdad, la compasión, entre otros. Por el contrario, las experiencias negativas son aquellas que generaron dolor, miedo, rabia o ansiedad. Y que también, marcan la existencia con aprendizajes que nos llevan a ser inseguros, ansiosos, débiles, agresivos, etc. Cuando una persona acumula en su historia eventos negativos y dolorosos, se llena de enfados y resentimientos. Transformándose en un ser lleno de rencor, ávido de venganza. La única herramienta capaz de sanarnos y lograr la libertad interior es perdonar para una liberación personal.

Índice

  1. Perdonar para una liberación personal
    1. Un corazón que no perdona
    2. Cómo lograr el perdón
    3. La reconciliación como último paso del perdón

Perdonar para una liberación personal

Un corazón que no perdona

Existen muchas razones por las cuales se considera beneficioso el perdón. Una persona resentida, alberga en su memoria y en su corazón una serie de recuerdos y sentimientos desagradables que hacen su vida infeliz. Ello le lleva a vivir a la defensiva y preparando su venganza. Con frecuencia, estos estados emocionales afectan la condición física incidiendo directamente en el sistema auto inmune. Haciendo más vulnerable a la persona ante posibles enfermedades.

Una persona resentida, alberga en su memoria y en su corazón una serie de recuerdos y sentimientos desagradables que hacen su vida infeliz.

Cómo lograr el perdón

En primer lugar, es preciso comprender que el perdón es un proceso. Quién espere una fórmula mágica para lograrlo no la encontrará. Además, es un proceso que puede resultar muy doloroso. Pero que finalmente, producirá una sensación de paz indescriptible que dará alivio y un nuevo aliento de vida. El primer paso para el perdón es reconocer la herida. Muchas veces se niega la existencia de una herida, para no aceptar el dolor que ella produce y así sentir que se sufre menos.

El primer paso para el perdón es reconocer la herida.

Luego, es importante identificar las emociones que despertó el daño, ya sea miedo, rabia, culpa o vergüenza. Es importante en este proceso no juzgarse a sí mismo. En este punto del proceso, es necesario permitirse expresar esas emociones, de una manera sana y sin hacer daño. Una vez que se ha desahogado, la persona debe comprender que necesita establecer límites naturales para evitar ser lastimado. Sin que esto suponga un muro que impida el contacto con los demás.

La reconciliación como último paso del perdón

Cuando se considere preparado es momento de cancelar la deuda, pasar la página y seguir adelante. Y si se juzga conveniente, buscar a la persona y lograr la reconciliación. Esto no siempre es posible. Bien sea porque la persona que causó la herida falleció, o porque no ha cambiado de actitud y sigue haciendo daño. Con lo cual, aunque se haya seguido un proceso de perdón es necesario mantener los límites y cuidar el propio bienestar personal.

La reconciliación es el último paso del perdón

Pero si se considera que existe la posibilidad, es importante buscar la concordia y restablecer los vínculos rotos. La vida se enriquecerá con una relación que ha sabido enfrentar la adversidad. Pasando a través de un proceso interno, que ha trabajado el dolor a través de la comprensión de lo sucedido. Reconstruyendo un sentido de seguridad y superando el rencor.

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