La incomodidad es una sensación que se debe experimentar. Y que además debemos aprender a superarla y sobrepasarla. Sin embargo, ya pasado el momento debemos reflexionar sobre él. Y tomar lo mejor y aplicarlo a nuestra vida en forma de aprendizaje. Esto debido a que no debemos sentirnos estancados ante una situación incómoda o problemática.

Si ya esta situación nos ha invadido, aprendamos de ella y logres salir adelante. Es así como esta emoción nos ayuda a demostrarnos a nosotros mismos de que estamos hechos. Y además como respondemos ante una situación de estrés y angustia. Es así como estudiaremos en base a esta emoción como debemos mejorar. ¡Sigamos leyendo!

La incomodidad nos puede ayudar a crecer como personas

Todas las personas naturalmente procuramos permanecer en nuestra zona de comodidad. Mantener el control de la situación, y mantenernos alejados de un momento incómodo. Pero en realidad es necesario sufrir de momentos difíciles. Debido a que serán estos los que nos ayudarán a avanzar y sobre todo a aprender más de nosotros.

De la misma forma, el cómo podemos reaccionar ante un evento que nos disguste, o el cómo reaccionaremos ante un comentario desagradable. Es cuando buscaremos las respuestas adecuadas en nuestro interior y lograr canalizarlo. Por lo tanto, es uno de los viajes hacia nuestro conocimiento y crecimiento. Es ahí cuando nos hacemos responsables de nuestras acciones y pensamientos. Creamos rasgos más precios en nuestra personalidad. Y aprendemos a batallar en contra de los impulsos.

Incomodidad y sacarle partido a ella

Incomodidad y sacarle partido a ella

Viviendo en la incomodidad

En primer lugar, aceptar que estamos en una situación incómoda nos hace crecer como personas. Así sea molesta y desagradable, el tratar de permanecer alejados nos hace detenernos. No evolucionar en nuestro aprendizaje. Debes afrontar la realidad y resolver tus problemas para que puedan pasar tus episodios de incomodidad.

Por lo tanto, la incomodidad nos proporciona y nos da el derecho a sentirnos mal, a aprender de este sentimiento. A sufrirlo y padecerlo de forma vivida. Lo que acabara aportando mayor experiencia y manejo de las situaciones. Que podrán ser aplicadas en cualquier ámbito de nuestras vidas. Desde el trabajo hasta las relaciones sentimentales.

Cuando logramos permanecer en ella, nos damos cuenta que rompemos con lo acostumbrado. Y que podríamos aprender a ser personas mucho más adaptables a nuestro entorno. Además de aceptar las diferencias respecto a otros. A largo plazo nos dará bienestar y calma. De esta manera, podremos adaptarnos mejor a todas las situaciones que se nos presentan.

Aprendemos a actuar de forma más natural

El dejar fluir una situación incómoda nos pondrá en una situación más cómoda con nosotros mismos. De esta manera, actuaremos de forma natural ya que logramos mantener el control, y buscamos una solución viable. Nos inmunizamos de sentimientos de indefensa personal, lo cual nos proporcionará más experiencia y a la larga tomaremos mejores decisiones a lo largo de nuestra vida.

Incomodidad y sacarle partido a ella

Incomodidad y sacarle partido a ella

Así pues, ya establecidos bajo estos parámetros nos damos cuenta que es necesario vivir situaciones incomodas. Ya que esta la que nos permite avanzar y desarrollar facultades distintas. Del mismo modo, es en donde aprendemos a manejar un determinado momento y condición. Conociéndonos a nosotros mismos. Si no nos conocemos a nosotros mismos, entonces no podremos aportar ninguna solución al problema real.

Permanecer en situaciones cómodas siempre, nos hace menos felices. Nos puede crear momentos insatisfactorios, en los que la monotonía se adueñe. Siendo incluso la misma sociedad la que decida que siempre debemos sentirnos cómodos. Las situaciones incomoda en todo momento no son tan malas. Simplemente se debe aprender a manejarlas y tolerarlas. Valores como la prudencia y la tolerancia se desarrollan en este punto.