Suele ser muy común que, durante un momento de mucho estrés o nerviosismo, o inclusive una situación de sofoque, como someterse a una temperatura muy alta, o permanecer en un lugar muy cerrado, el organismo responda y pueda sufrir un llamado síncope, o un desmayo como se conoce comúnmente.
El desmayo se define como un estado transitorio, en el cual el individuo sufre una pérdida de la conciencia. Este estado ocurre debido a un descenso en el flujo sanguíneo al cerebro, es decir, por un momento al cerebro no le llega la suficiente cantidad de oxígeno como para permanecer en estado consciente. Es importante destacar que existen dos fases a la hora de presenciarse un desmayo: el síncope y el presíncope.
Básicamente, el presíncope son todos aquellos síntomas que se evidencia en el momento previo al desmayo, y el síncope es el desmayo en sí. Podemos hallar varios tipos de desmayos:
Índice
Desmayo o síncope cardiogénico
Se considera el tipo de síncope más peligroso, debido a que puede llegar a ser mortal, esto se debe a que la pérdida de la conciencia en este caso se ocasiona por una alteración en el sistema cardiovascular. Este tipo de desmayo puede provenir de un dificultoso tránsito de la sangre por las venas y arterias.
Síncope por hipotensión ortostática
Este tipo de desmayo se produce debido a una reducción de la tensión ortostática, o bien la capacidad para regular la presión arterial. Es muy probable que este tipo de síncope se lleve a cabo si la persona tiene un cuadro de desnutrición, o si bien padece de alguna enfermedad hipoglucémica como la diabetes.
Desmayo o síncope neuromediado
Estamos ante el tipo de desmayo más común y conocido, debido a que es el que se da con más frecuencia. La alta frecuencia con la que se da este síncope se debe a que es el único de los tres tipos distintos que le podría suceder a cualquier persona sin necesidad de sufrir de alguna patología previamente. Dentro de este tipo se destaca el síncope vasovagal, el cual se produce por la estimulación del nervio vago. Estimulación que se da normalmente por presencia de temperaturas altas, movimientos bruscos, o simplemente por situaciones y emociones extremas. Es un tipo de síncope situacional, es decir, influye más la situación externa que el individuo en sí.
¿Qué hacer ante esta situación?
Es importante después que ocurra el síncope que el individuo se someta a algún estudio o visite el médico, para así salir de dudas de que el síncope fue simplemente situacional y que no hay ninguna deficiencia cardíaca o glucémica.
Si presenciamos un desmayo, lo más adecuado es tumbar a la persona al suelo y verificar su pulso, debido a que la manera de actuar ante un síncope es muy distinta a la de un paro cardiorrespiratorio Luego de comprobar el pulso, se recomienda tumbar a la persona y colocarle la cabeza hacia un lateral, lo ideal es levantar sus piernas a unos 45 grados, para así facilitar el paso de sangre al cerebro.
Mientras menos personas alrededor de la persona desmayada mucho mejor, así es capaz de recibir aire más fácilmente. Es primordial después que ocurra la recuperación del conocimiento, que la persona no se levante bruscamente, sino que permanezca quieta y tranquila unos minutos en el suelo.
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