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Bienestar

Cistitis, sus causas, síntomas y tratamiento

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La cistitis es una inflamación de la vejiga. Se la denomina también infección urinaria y la mayor parte de las veces es causada por una infección bacteriana.

Suele ser muy dolorosa y molesta. La cistitis puede resultar muy peligrosa si la infección se disemina a los riñones y hasta comprometer su funcionamiento.

Cerca de un 20 por ciento de las mujeres sufren sus molestias al menos una vez al año. La cistitis produce varias molestias pero quizás la peor sea la necesidad frecuente de orinar.

Índice

  1. ¿Cuáles son las causas de la cistitis?
  2. ¿Quiénes pueden padecer cistitis?
  3. ¿Cómo se diagnostica la cistitis?
  4. ¿Cuáles son los tipos de cistitis que existen?
  5. ¿Cuáles son los síntomas más comunes?
  6. Tratamiento de la cistitis
  7. ¿Se puede prevenir la cistitis?

¿Cuáles son las causas de la cistitis?

Como señalamos más arriba la cistitis es un infección urinaria. La infección de orina está provocada por la invasión de microorganismos en el tracto urinario.

Las vías por las que puede producirse son dos:

Por el extremo inferior de las vías urinarias: es decir por la abertura en la punta del pene o de la uretra, según se trate de un hombre o de una mujer. Este que es el caso más frecuente.

A través del flujo sanguíneo: en cuyo caso la infección afecta directamente a los riñones.

Las infecciones de las vías urinarias más habituales son las producidas por bacterias, aunque también pueden presentarse a causa de virus, hongos o parásitos.

La bacteria que suele causar este tipo de infección en la cistitis, es la llamada Escherichia coli, que normalmente vive en el intestino. Infección de orina o del tracto urinario son expresiones que engloban diferentes enfermedades infecciosas (producidas por un microorganismo o germen) y que afectan a cualquier parte del sistema urinario (riñón, uréteres, vejiga urinaria o uretra).

Dolores de la cistitis

¿Quiénes pueden padecer cistitis?

La infección urinaria puede ser inducida por cualquier anormalidad que provoque una obstrucción del flujo de orina.

Una próstata dilatada puede reducir el flujo de orina, por lo que incrementa el riesgo de infección.

Los instrumentos utilizados para realizar exámenes médicos, tales como tubos o catéteres o que necesitan sondas pueden desarrollar más fácilmente infecciones.

Este tipo de infecciones ocurren con mayor frecuencia en personas mayores, así como las que sufren una disminución del sistema nervioso, que les impide controlar la vejiga a voluntad.

Si tiene algún desorden que produzca una supresión en el sistema inmune. Esto incrementa el riesgo de sufrir una infección urinaria pues es el encargado de mantener a raya los microorganismos patógenos responsables de las infecciones.

¿Cómo se diagnostica la cistitis?

Normalmente, se realiza un análisis de orina, pero en otras ocasiones incluso ecografías.

Análisis de orina: lo indicará un médico si sospecha que tienes una infección en la vejiga. Una muestra de orina determinará la existencia de bacterias, sangre o pus. También puede solicitar un cultivo de orina bacteriano.

Cistoscopia: en este estudio se inserta un cistoscopio (un tubo pequeño con una luz y una cámara) en la vejiga a través de la uretra, para ver las vías urinarias en busca de signos de cistittis.

Diagnóstico por imágenes: puede resultar útil si no hay evidencias de infección. Estos estudios pueden ayudar al médico a determinar posibles causas de inflamación en la vejiga.

¿Cuáles son los tipos de cistitis que existen?

Hay diferentes clasificaciones, según el lugar, la gravedad o la periodicidad:

Infecciones de tracto urinario inferior: las hay de varios tipos. La cistitis se produce en la vejiga, mientras que la uretritis se localiza en la uretra. En el caso de los hombres, la infección urinaria puede producirse en la próstata (prostatitis) o en los conductos encargados de la producción y excreción del semen (orquiepididimitis).

Las infecciones de tracto urinario superior: otro tipo de infecciones más graves, como la pielonefritis aguda, que afecta a los riñones.

Infecciones urinarias no complicadas: infecciones banales que no presentan otras patologías, como la cistitis o pielonefritis.

Aquellas infecciones urinarias complicadas: cuando existen otras patologías como alteraciones metabólicas, inmunodepresión o la aparición de patógenos inusuales.

Infecciones urinarias recurrentes: vuelven a aparecer causadas por el mismo microorganismo o por otro.

Infección urinaria crónica: cuando no termina de desaparecer a pesar de los tratamientos.

¿Cuáles son los síntomas más comunes?

De acuerdo a la zona en que se presente la cistitis, puede variar el cuadro clínico. Los síntomas más comunes de la infección son:

Por su parte los niños pueden tener los siguientes síntomas:

Tratamiento de la cistitis

Dependerá de su grado de complicación. El tratamiento con antibióticos contribuye a la eliminación de los microorganismos, al alivio de la sintomatología y previene la aparición de complicaciones, recurrencias.

Si la cistitis se repite o es esporádica también habrá que tenerlo en cuenta a la hora de tratarla. Los episodios esporádicos en mujeres tienden a tratarse de forma empírica.

El antibiótico elegido debe ser efectivo frente a los patógenos habituales, alcanzar concentraciones suficientes en orina y con toxicidad baja. Suelen usarse las cefalosporinas, quinolonas, aminoglucósidos o fosfomicina trometamol.

En cuanto a la duración del tratamiento para la cistitis se afirma que la terapia monodosis consigue la curación clínico-bacteriológica en más del 80% de los casos de cistitis no complicadas.

Sin embargo, los doctorores suelen suministrar tres días un antimicrobiano de amplio espectro, para que cese la sintomatología y el urocultivo sea negativo.

Arándanos rojos

¿Se puede prevenir la cistitis?

La cistitis puede prevenirse si incorporamos regularmente los siguientes habitos:

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