Causas y consecuencias de la desconfianza

Muchas personas experimentan durante gran parte de su vida el sentimiento de la desconfianza. A veces no está mal ser un poco desconfiado de algunas cosas o situaciones, pero no podemos vivir así toda la vida.

El problema entonces aparece cuando la desconfianza se hace presente todo el tiempo durante toda nuestra vida. Hay personas que no se relajan en ningún momento porque no creen en sus semejantes y viven angustiadas.

¿Qué es la desconfianza?

La palabra alude a la ausencia de confianza: la seguridad en uno mismo; el vigor para actuar; la esperanza que se deposita en algo o alguien; o la familiaridad en el trato.

Se puede desconfiar, por lo tanto, de personas, situaciones u objetos. Podemos decir entonces que la desconfianza es una previsión o una anticipación de una conducta o de un hecho futuro.

Aquella persona que desconfía intuye que algo sucederá de una determinada forma: por eso, de acuerdo a esa creencia, no le otorga su confianza.

¿Cuáles son las causas de la desconfianza?

Una de las principales causas es la educación familiar. Si crecimos en una familia donde todoas eran desconfiados, lo más probables es que los hijos también sean desconfiados.

Si la propia familia está advirtiendo a cada paso que algo malo puede suceder, ante cada situación, o dice que las personas pueden engañarlo y traicionarlo, el niño crecerá con la idea muy clara de que todos son malos; y de que todo saldrá mal.

Otros de los motivos más comunes es la mala experiencia. Si la persona ha sido engañada muchas veces, o ha sufrido traiciones, lo más probable es que termine convirtiéndose en una persona mal pensadas y llenas de desconfianza.

¿Qué consecuencias tiene la desconfianza?

Una de las primeras consecuencias que genera la desconfianza es un sentimiento de ansiedad. La persona que vive desconfiada estará esperando siempre que algo malo ocurra o espera sufrir una traición en cualquier momento.

Otra de las consecuencias es que la persona desconfiada no podrá mantener relaciones sinceras (de amistad, noviazgo o de otro tipo) y siempre prevalecerá un sentimiento negativo, aunque sea para prepararse por si pasa algo malo.

También tener una desconfianza permanente puede llevar a que la persona siempre haga malas interpretaciones de cosas que nadie hizo ni dijo con mala intención. Así interpretará cada gesto como algo inadecuado, o cada acción como una posible traición.

Para culminar vale decidir que la desconfianza, en algunas situaciones no es mala, pero todo en su justa medida para no sufrir las consecuencias y poder vivir una vida plena.

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