Las amígdalas son dos prominencias o masas correspondientes al sistema linfático, como las adenoides, y situadas a cada lado de la garganta. Este tejido, y las estructuras que las rodean, pueden inflamarse eventualmente, dando origen a las muy comunes amigdalitis. La mayoría de las amigdalitis son de origen viral, pero también pueden presentarse por bacterias comunes, relacionadas con lo que nos rodea.
Estas bacterias penetran por la cavidad oral o nasal, viéndose con mayor frecuencia los estreptococos y estafilococos. Constantemente estamos expuestos a bacterias y virus ambientales, al respirar, alimentarnos, tocar objetos, besar, saludar etcétera. Una vez en contacto con las amígdalas, en un huésped de bajas defensas, la multiplicación de las bacterias inflama e infecta.
Las amigdalitis pueden ocurrir a cualquier edad, con más prevalencia en niños, sobre todo en edad preescolar por compartir objetos y comidas. En adultos si se presentan son más aparatosas y a veces ocurren como complicación de otra patología bucal.
Causas y síntomas
Los síntomas de las amigdalitis son: dolor de garganta moderado a intenso, enrojecimiento de las amígdalas, dificultad para tragar y sensación quemante. Lo acompañan fiebre alta, falta de apetito, disfonía al hablar, náuseas y placas de pus sobre las mismas. Como complicaciones de las amigdalitis, se pueden presentar abscesos si no se tratan a tiempo. Además de estar inflamados los ganglios cervicales como expresión de la infección vecina.
Las amigdalitis tienen una evolución limitada, lo más común es que en el curso de cinco días a una semana remitan completamente. Dando paso a una recuperación total del tejido de las amígdalas. Las amigdalitis son infecciones muy frecuentes, y se deben tener algunos buenos hábitos para evitarlas. Por ejemplo, no compartir cubiertos, ni vasos, lavarse bien las manos a lo largo del día y varias veces. Tratar bien las gripes y virosis, tomar muchos líquidos y reforzar el sistema inmunológico con vitaminas, sobre todo con la C.
Tratamiento de la amigdalitis
El tratamiento de las amigdalitis tiene dos vertientes, los tratamientos de soporte y el tratamiento de la enfermedad en sí. A su vez el tratamiento depende de si la causa es viral o bacteriana. En las amigdalitis virales, lo ideal es tomar analgésicos o antiinflamatorios, tipo acetaminofén, poner atención al aseo oral y recibir muchos líquidos. Se deben tratar de forma sintomática, o sea, solo los síntomas que presente el paciente.
Las amigdalitis bacterianas deben recibir antibioticoterapia, además de los analgésicos. En las amigdalitis bacterianas a veces se realiza para el diagnóstico un hisopado o cultivo de garganta, que demostrara el estreptococo. Las otras medidas de soporte van orientadas a recibir hidratación suficiente, hacer gargarismos con agua tibia y sal. Evitar humo de cigarrillo, comer alimentos blandos y fríos preferentemente, helados, gelatinas etcétera. Chupar tabletas para la garganta, descansar y recibir acetaminofén.
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