A simple vista las palabras “a la defensiva” nos sugieren un atacante, un ataque y una reacción para impedirlo. Este lenguaje si se quiere bélico, no ocurre simplemente en el campo de batalla. Sino también, en las relaciones diarias. Estar a la defensiva, supone que la persona está preparada para responder a un ataque. Porque ya ha sido atacada antes o porque está prevenida de que ocurra. A nivel emocional, esto significa que una persona ha sido herida a lo largo de su historia personal, quizá de forma recurrente. Por eso, mantiene una conducta defensiva para evitar ser lastimada nuevamente. Esta necesidad de protegerse de los demás, es un agotador comportamiento que van marcando las relaciones. Así que, vale la pena pensar un momento ¿por qué estás a la defensiva?
Índice
¿Por qué estás a la defensiva?
Causas de un comportamiento defensivo
Partimos del hecho, de que una marca en la historia personal puede generar esta conducta defensiva. Sin embargo, son diversas las causas por las que una persona puede reaccionar así. En ocasiones, atravesar un mal momento puede hacer decaer el estado de ánimo y hacernos sentir vulnerables. Por lo que, surge como reacción instantánea la defensa ante cualquier posibilidad de sentirse herido. El juicio y la crítica constantes, generan que la persona actúe a la defensiva al sentirse evaluado nuevamente.
También, es posible responder defensivamente cuando, aún consciente del error, un individuo no acepta la corrección bien intencionada de un amigo. Lo que hace, responder de manera agresiva o esquiva ante sus consejos. En resumen, estar a la defensiva es consecuencia de un sentimiento de poco amor propio y de inseguridad. En el que es necesario defender posturas o criterios personales, sin reconocer que cada quien en libre de tener sus propias opciones. Sin necesidad de justificarlas o defenderlas.
Signos de una conducta defensiva
Es fácil reconocer una conducta defensiva, si percibimos una exaltación ante cualquier opinión. Sentirse gravemente afectado por los juicios de los demás, es una clara evidencia de mantenerse a la defensiva. Otro signo es la necesidad de justificar las reacciones. La justificación, evidencia la conciencia de una reacción desproporcionada. Probablemente por la necesidad de actuar a la defensiva.
Tomarse las cosas de manera personal, aún cuando no lo son, son otra muestra de este tipo de comportamientos. Así como también, mantener una coraza ante cualquier acercamiento de otra persona. Finalmente, una persona a la defensiva, es poco receptiva ante las críticas constructivas, consejos o sugerencias. Recibiendo todo como ataques y mostrando en todo momento un estado de ánimo iracundo o enojado.
Cómo evitar estar a la defensiva
Para superar esta forma de comportamiento, es importante reconocer y corregir la propia inseguridad. Pues el origen del malestar no está fuera, sino dentro. Ayuda mucho también respirar antes de reaccionar. Esto, facilita tomar tiempo para observar la situación objetivamente y responder con una perspectiva más amplia. Es necesario asumir la responsabilidad de nuestros actos con madurez y dejar de culpar a los demás. Finalmente, la mejor forma de corregir esta actitud es confiar en la buena fe de las personas que nos rodean.
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