La mayoría de la gente tiene expectativas acerca de un hecho que está por suceder o con una persona que han conocido. Pero puede ser una trampa, si solo lo tomamos como calma entre muchas otras opciones, lo malo es cuando no se cumplen y esto puede afectarnos mucho.

Muchas veces las expectativas que tenemos se alejan de la realidad y nos encontramos de lleno con la frustración. Esto puede afectar nuestros estados de ánimo, y por consiguiente nuestra salud, y hasta nuestra relación de trabajo y social.

¿Qué son las expectativas?

Las expectativas están formadas mediante suposiciones, acerca de lo que creemos que tendría que ser, en base a lo que nos han enseñado y hemos aprendido. Influye aquí mucho nuestro denominado “bagaje cultura” formado por todo lo que ha influido en nosotros desde pequeños.

Para todas las personas es inevitable tener expectativas acerca de algo o de alguien, todos nos las vamos formando como un proceso automático de nuestra mente.

expectativas

hay que sacarse la máscara

También existe las expectativas hacía nosotros mismos, en distintos temas como la pareja, el amor, el trabajo o nuestra vida profesional. Son claves en las forma en como nos relacionamos con el mundo, con los demás y sobre la imagen que tenemos acerca de nosotros mismos.

La trampa de las expectativas

No está mal tener expectativas, lo malo es cuando pensamos solo en ellas en cada momento y caemos en una trampa. Por ejemplo, en relación a nuestra vida si vivimos la que queremos o la vida que los demás quieren que nosotros vivamos.

Ser buen estudiante, buena madre o padre, responsables, y hacer las cosas que son “políticamente correctas” se convierten en imposiciones que nos hemos creído que hay que cumplir, porque somos así y no podemos salirnos de ese patrón.

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cuando no las cumplimos aparecen la frustración

¿Podemos liberarnos de las expectativas?

Es la gran pregunta que nos hacemos y la respuesta es “si” aunque se requiere de gran fuerza de voluntad y valor.

Si podemos entender que no hemos fracasado y que la decepción y la frustración es de los demás, cuando no se cumplen las expectativas que tenían acerca de nosotros, habremos aprendido además que no podemos vivir constantemente tras esa máscara.

Lo principal es no culparnos nosotros mismos, sino que podamos vivir en libertad y hacer lo que realmente creemos que es mejor para nuestra vida.

Hay que comprender que la frustración acerca de cómo creíamos que alguien era, ha sido producto de nuestra ilusión y quizás no se compadezca con la realidad de la vida.