Las suturas son procedimientos quirúrgicos que se utilizan para unir tejidos abiertos. De esta manera, pueden ser fundamentales para cerrar heridas y vasos sanguíneos, así como ayudar con el proceso de cicatrización.

Alrededor de los años, las técnicas y materiales utilizados para realizar las suturas quirúrgicas han ido evolucionando. Anteriormente, los hilos utilizados para este procedimiento se fabricaban con intestinos de animales. No fue hasta la Primera Guerra Mundial que comenzaron a crearse los hilos absorbentes utilizados hoy en día. A continuación, hablaremos de los diferentes tipos de suturas, así como las características de cada una.

Sutura a nudo simple

Este tipo de sutura es la más utilizada comúnmente en la Atención Quirúrgica Primaria. Para realizarlo se debe dar un par de vueltas de la parte larga del hilo sobre la porta agujas. Luego, debemos utilizar la misma porta agujas para coger el extremo suelto del hilo y tensar el cabo sobre la herida. Este procedimiento debe realizarse por lo menos dos o tres veces para poder asegurar el nudo.

Sutura discontinua

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Uno de los beneficios que posee la sutura discontinua es que puede realizarse de forma fácil. Además, no requiere del uso de mucha presión, ya que esto puede dañar los tejidos que se deseen arreglar. Para esto, se deben realizar diferentes puntos de sutura anudados a lo largo de la herida. Cada uno de estos puntos debe tener una separación de hasta 1 centímetro, dependiendo del tejido.

Sutura continua

En caso que la herida sea larga y con una forma rectilínea y uniforme, se necesita realizar la sutura continua. Para esto, se necesita seleccionar un punto donde se realice la primera sutura. Luego, se debe introducir el hilo de forma subcutánea y continua alrededor de toda la herida. Pero, el cabo del hilo no debe ser cortado, ya que esto puede provocar que la herida no cicatrice correctamente.

Sutura intradérmica continua

Este tipo de sutura se caracteriza porque se puede realizar de forma rápida y cuenta con poca resistencia del tejido. Se realiza para poder cerrar los espacios muertos y reducir la tensión entre tejidos cutáneos. Se debe introducir la aguja dentro de la dermis y se anuda en la zona opuesta de la herida. Luego, como si fuese una sutura colchonera, se atraviesa la dermis de forma perpendicular. Este procedimiento se debe repetir alrededor de toda la herida.

Sutura de punto colchonero

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En caso que la herida se encuentre en una piel laxa, se necesita realizar una sutura de punto colchonero. Estos tipos de piel suele perder su elasticidad y, por lo tanto, suelen tener mucha más presión. Las suturas se realizarán de forma perpendicular dentro de la dermis. Mientras que los cabos deben ir de forma paralela a la herida por encima de la cutis.

Laceración del cuero cabelludo

Las heridas abiertas en el cuero cabelludo requerirán de un tipo de sutura específico. Para esto, se necesita utilizar grapas especiales en caso que la herida sea lo suficientemente lineal. Antes de realizar este procedimiento, se debe afeitar la zona donde se encuentre la herida. Para colocar las grapas, se necesitan de unas pinzas especiales para poder unir los labios de la herida. De esta forma, las grapas podremos asegurarnos que la herida cicatrice de mejor manera.

Sutura de esquina

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Esta sutura está destinada para aquellas heridas difíciles que posean una forma triangular o con esquinas complicadas. La zona de la esquina necesita de una buena cantidad de piel donde se realizará la incisión. La aguja se introducirá en la zona de la epidermis donde se encuentre el ángulo recto de la esquina. Luego, el hilo debe salir por el lado opuesto del mismo lado del colgajo y se debe realizar el nudo. El resto de la herida debe cerrarse con el uso de la sutura discontinua.