Los meniscos son estructuras formadas por cartílago que se encuentran dentro de la cápsula de la rodilla. Estas estructuras son las responsables de amortiguar el impacto que se produce al caminar o correr. Debido a su gran exigencia, los meniscos pueden lesionarse o romperse, lo que conlleva a una operación de menisco.
El diagnóstico de esta lesión se da cuando el paciente acude a consulta con rigidez y dolor en la rodilla. El médico traumatólogo debe realizar ciertas maniobras de reconocimiento, radiografías o resonancias magnéticas para confirmar el diagnóstico. Una vez que se conozca más sobre la naturaleza de la lesión se procederá a la operación de menisco.
Tipos de procedimientos quirúrgicos de meniscos
Para aplicar una cirugía de meniscos, el médico debe evaluar la gravedad de la lesión en primer lugar. Cuando se haya decidido podrá optarse por una de las dos cirugías disponibles para tratar los meniscos. Afortunadamente existe una opción menos invasiva y una intervención un poco más complicada para los casos difíciles.
La menisectomía parcial es un procedimiento poco invasivo que se realiza por artroscopia, a través de pequeñas incisiones de rodilla. Los instrumentos se introducen en dichas incisiones y puede operarse el menisco desde afuera, reduciendo el tiempo de recuperación. Este procedimiento es muy eficaz en los casos menos graves y es menos traumático para el paciente.
En los casos más complicados debe realizarse una cirugía completa o sutura meniscal, donde se actúa sobre rupturas completas. Esta cirugía es más invasiva pero reduce el riesgo de artritis post cirugía, se realiza para reparar el menisco roto. El tiempo de recuperación es más lento pero el procedimiento es bastante eficaz y evita futuros problemas.
Recuperación y rehabilitación
Después de toda operación traumatológica se debe llevar a cabo un proceso de recuperación muy estricto. En el caso de la operación de menisco dependerá de cuál de las intervenciones se haya realizado. Lo cierto es que debe tomarse un período de reposo de unos meses, con pequeños movimientos incluidos. Debe evitarse la inmovilización total de la articulación, ya que puede conllevar a rigidez en los meniscos y mala cicatrización.
Independientemente de si se ha realizado una intervención u otra, el paciente debe rehabilitarse correctamente y cuidar de su articulación. Por lo general las rehabilitaciones comienzan pocos días después de la intervención, con el fin de evitar la rigidez. El menisco debe acostumbrarse al movimiento y adaptarse a su nueva posición, el cartílago se reestablecerá durante este tiempo.
La recuperación de la menisectomía parcial es mucho más rápido, por la reducción del nivel de inflamación de los tejidos. Mientras que la recuperación de la sutura meniscal suele tardar unas semanas más en sanar y desinflamarse. Lo más importante es que el paciente siga las instrucciones médicas y realice las terapias necesarias. Por lo general este procedimiento tiene un buen pronóstico para el menisco si se toman las medidas adecuadas. A través de esto podrá evitarse una futura artritis, la inmovilidad de la rodilla y los dolores persistentes.
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