Una luxación de cadera es una patología importante a la que tenemos que prestarle una adecuada atención. Existen distintos tipos y cada una de ella debe ser tratada de manera conveniente por un profesional de la salud.

Cuando se luxa la cadera, pueden producirse fracturas óseas y pueden lesionarse los nervios, como por ejemplo el nervio ciático. Por eso es importante concurrir al médico de inmediato.

¿Qué es una luxación de cadera?

Consiste en una pérdida de la relación articular normal que hay entre la superficie articular del fémur y la pelvis. En la mayoría de los casos se produce cuando una fuerza de gran energía golpea la rodilla cuando esta está flexionada y empuja la cabeza del fémur hacia atrás.

Luxación

Es una patología importante que debe tratarse de inmediato.

Esta patología es muy dolorosa y a menudo las personas que sufren una luxación de cadera también sufren otras lesiones. Cuando es producida por una caída o una lesión deportiva, puede acompañarse de una fractura de la pelvis, de rodilla, una lesión de la espalda o un traumatismo craneoencefálico.

Hay niños que nacen con una cadera luxada o malformada y a esta patología se la denomina displasia de cadera. Es fundamental detectarla a tiempo porque sino el niño no caminará con normalidad y se puede alterar su desarrollo.

¿Cuáles son los síntomas?

Los más comunes son:

  • Mucho dolor que hace que la persona no pueda mover la pierna
  • Cuando el fémur está desplazado hacia atrás, la pierna afectada parece más corta y está girada hacia adentro.
  • Si el fémur está desplazado hacia adelante, la pierna está rotada hacia afuera y parece acortada,
  • Insensibilidad en el pie y tobillo, cuando los nervios resultan dañados

¿Cómo se trata luxación de cadera?

Existen distintas maneras, tras su diagnóstico, para tratar esta patología. Ellas son:

  • Maniobras para colocar la cadera en su lugar
  • Cirugía
  • Reposo en cama
  • Inmovilización de la zona por un corto tiempo
  • Fisioterapia
Luxación

Muchas veces va acompañanda de otras lesiones.

El primer tratamiento se realiza cuando se comprueba que no existen otro tipo de lesiones y consiste en colocar la cadera en su posición. A este proceso se lo denomina reducción y debe hacerse tan pronto como sea posible. Cualquier retraso aumenta el riesgo de que el tejido óseo muera.

Antes de la reducción de la cadera, se administran un sedante, un analgésico y un relajante muscular, permaneciendo el sujeto consciente.

Después de la reducción, la mayoría de las personas con una luxación posterior de cadera pueden caminar al cabo de 5 a 7 días. Es común que tengan que usar muletas durante ese periodo. Cuando el médico detecta otras lesiones será necesaria una intervención quirúrgica.